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sábado, 19 de noviembre de 2011

Ilusiones


Que ilusa es una niña, que ilusos son los jóvenes, tan solo sientes que algo te hace bien y despegas los pies de la tierra sin ver, sin analizar lo que estás viviendo, te dejas llevar y piensas, sientes e imaginas que nada puede ser mejor de lo que ya te está pasando, vives días que con detalles tan mínimos llegan a ser los más bonitos. Te ríes, sueñas y quieres cada día más, solo hasta que termine la ilusión y te invada la realidad.
Que ganas de tener a aquel personaje que llego a tu historia frente ti mirándose a los ojos y pedirle con todas las ganas del corazón que ese momento no termine jamás, que tan solo vivieran por un instante ese sueño que no tiene una base real. Ganas de decirle mírame, quiéreme, conóceme, siénteme y no me dejes ir pero es ahí cuando sientes que te soltó la mano, que simplemente te dejo ir y le gritaste que no lo hiciera pero fue como si nadie en el planeta te escuchara en ese momento, lo gritaste a los cuatro vientos y nada cambio, había que parar con todo esto, había que despertar de ese sueño, había que aterrizar...
Agachas la cabeza aceptando con tal resignación lo que está ocurriendo porque sabes que es lo correcto, es lo que debe hacerse pero cuando estás en una situación que escapa de tus manos, cuando ves que la solución está clara pero simplemente duele aceptarla, cuando ya no sabes que hacer, cuando no sabes que decir.. ¿Cómo tienes que actuar? Acaso hay que fingir como todo el mundo lo hace y demostrar que todo está bien teniendo en cuenta que nada está bien? Y son esos momentos en que sientes que no encajas cuando buscas las respuestas necesarias y es cuando de una simple pregunta nacen más de una respuesta la cual no esperabas, respuesta que solo te dejo en el abismo de lo que conoces, una respuesta que te dolió y peor aun que no la esperabas, mucho menos la considerabas dentro de sus palabras.
Fue ese momento en que pregunte algo con la intención de recibir un sí o un no, más que nada era para poder leer algo de él, con la intención de que me hablara de que me dijera algo, de saber que por esa pregunta por unos minutos iba a estar pensando en mi. Recibí algo totalmente distinto, recibí lo que no quería leer, lo que no quise aceptar, lo que no quería que pasara, esa respuesta la cual evadimos este tiempo y llego sin rodeos, esta vez fue él quien dijo las palabras directo al hueso. No siempre puedo ser la fuerte, no siempre podre sonreír a pesar de todo pero esta vez fue como arrancar una flor de raíz y dejarla tirada muriéndose. Las ganas de escapar y esconderme en la iglú que formo en mis sabanas, sintiendo que no puede estar pasando esto. ¿Por qué? Es siempre esa pregunta la que llega a mi mente, porque la vida te entrega algo que te hace bien y luego te lo quita, dios mío... jamás he podido entender eso y creo que no lo podre entender jamás, porque cada vez la vida me entrega algo que me hace preguntar lo mismo, no entiendo. Esta vez fuiste tú, simplemente no te quedaste en mi vida como yo quería.
Culparte de algo que tal vez no va en ti resolverlo pero que aun así te martiriza pensando que si no existiese ese “pero”, todo sería maravilloso, todo estaría bien por fin.
¿Qué haces cuando ya no tienes ganas de luchar?, ¿Qué haces cuando te corre una lagrima sabiendo que era lo que tenía que pasar? Mejor aun creo que mi pregunta es la siguiente ¿Por qué deben ser así las cosas? Es un sin fin de preguntas que creo no saber responder esta vez y es cuando cae una lagrima en mi cara y a la vez sonrió… sonrió por esa alegría que sentí que simplemente hay que saber dejar ir aunque se vaya con un trozo de tu corazón.